Mona Biegstraaten: “Ojalá todo el mundo pudiese vivir una experiencia similar para ser un poco más humano y relativizar lo que tanto sobra”.
La Fundación DreamIT ha viajado durante el mes de marzo hasta Haití junto con la Fundación Nuestros Pequeños Hermanos para conocer y analizar cómo desde DreamIT se puede ayudar a mejorar la educación de los niños haitianos.
A unos 25 kilómetros de Puerto Príncipe, en una zona montañosa, frondosa y algo húmeda, se encuentra la casa St. Helene, lugar donde DreamIT ha pasado 7 días intensos para conocer el trabajo de la fundación Nuestros Pequeños Hermanos.
En St. Helene ayudan a un total de 800 niños, asegurándose que reciban educación primaria y secundaria, alojamiento, asistencia sanitaria y actividades de ocio como el teatro o la pintura. Además, cuentan con Kay Christine, una casita que acoge a más de 30 niños con necesidades especiales que han sido abandonados en las calles de Puerto Príncipe.
Cuando le pregunté a Mona Biegstraaten, fundadora de DreamIT sobre los detalles de su viaje a Haití, el ambiente cambió, el aire se volvió más denso de respirar y en ese momento supe que esta pregunta era quizá la más difícil de contestar tras haber vivido una experiencia como la que estaba a punto de contarme.
- – No me gusta que me pregunten “¿Cómo fue tu viaje a Haití?”, porque cada vez que lo hacen sé que me va a ser imposible expresar con palabras lo vivido. La vida muchas veces te regala experiencias que te hacen feliz, otras que te hacen fuerte, algunas que te rompen un poco el alma y las muchas que te van marcando para que puedas elegir tu destino… Visitar Haití con Nuestros Pequeños Hermanos te las da TODAS y muchas más.
Haití ha sido uno de los países más pobres del hemisferio occidental durante mucho tiempo, con un 80% de la población viviendo por debajo del umbral de la pobreza y un 54% viviendo en condiciones de pobreza extrema. El 50% de los niños haitianos son sietemesinos lo que provoca desnutrición en los bebés, y el SIDA ha dejado huérfanos a más de 200.000 niños.
Por ello, la labor de Nuestros Pequeños Hermanos es tan necesaria y positiva para el país. El futuro de Haití se basa en salud, una buena educación de los más jóvenes y la tecnología que DreamIT puede donar es una de las mejores herramientas para lograrlo.
Tras haber hablado sobre las condiciones del país y el trabajo de la Fundación de Nuestros Pequeños Hermanos, Biegstraaten confiesa llena de emoción que lo que realmente siente es “Admiración y amor. La necesidad de colaborar con Nuestros Pequeños Hermanos en su grandísima labor es lo que no dejaré de hacer a partir de ahora.”
- – ¿Puedes resumir tu viaje en una frase? (Es mi última pregunta, otra complicada de responder y noto que el aire vuelve a cambiar).
- – “Es increíble que existan personas que den su vida y mantengan la esperanza por un país que a ratos parece insalvable”, reconoce Mona con voz temblorosa.
DreamIT
Es una fundación que tiene como objetivo ayudar a los que ayudan, donando equipos informáticos y talento tecnológico a las ONGs que lo necesiten. “Entendemos que el futuro de un país se basa en la educación de los más jóvenes, y la tecnología que DreamIT dona es una de las mejores herramientas para lograrlo”. DreamIT media en la adhesión de voluntarios y la cesión de equipamiento como hardware y software a proyectos sin ánimo de lucro de las ONG.
Nuestros Pequeños Hermanos
La Fundación Nuestros Pequeños Hermanos ha estado presente en Haití desde hace más de 27 años, y hace frente a las necesidades sociales y de salud de los más pobres acogiendo y educando a niños huérfanos y abandonados en el país más pobre de América.
Tras los desastres naturales ocurridos en enero del 2010, el terremoto de 7.0 y las posteriores epidemias de cólera, los programas educativos, nutricionales, y sanitarios tuvieron que ser ampliados a toda velocidad hasta alcanzar el millón de beneficiarios. Los programas de NPH son muy amplios. Disponen de hogares que acogen a centenares de niños, programas comunitarios para la salud y la educación localizados en Port-au-Prince y Kenscoff.